La situación de las importaciones y las exportaciones, tema del Desayuno de ARLOG
Con el auditorio completo, la Asociación Argentina de Logística brindó un nuevo desayuno de trabajo en el que se analizó la realidad de una problemática que se encuentra actualmente en el centro de los debates sobre la orientación que tomará en los próximos años la política económica del país.
Las reglas de juego en los intercambios comerciales han tenido históricamente una incidencia directa en las variables de la economía doméstica, definiendo no solo el valor de la divisa, sino también configurando los ritmos de producción, los créditos y por ende, el crecimiento o deterioro de un país.
A modo de introducción, Henri Lube de CLAVES expuso el panorama de la producción en el país dividido por sectores, pero concluyendo en general que la reciente suba del dólar complicará en todos los ámbitos la compra de insumos básicos en el exterior, luego de un franco crecimiento entre los años 2003 y 2006.
Seguidamente el Ing. Diego Pérez Santisteban de la Cámara de Exportadores (CERA) realizó un cuadro de la situación del sector. El PBI desde 1970 en adelante ha sufrido alzas y bajas coyunturales, que vistas en el largo plazo marcan una clara tendencia a un alza cada vez mayor. Sin embargo, desde la segunda parte del 2011 presenciamos una caída de este indicador, al mismo tiempo que el crecimiento pierde fuerza luego del 8% que el año pasado nos dejó. Junto a la suba del salario real y la tendencia generalizada de los países emergentes al crecimiento, otros factores como el impacto de la sequía del año anterior sobre la economía, y el desequilibrio entre los precios de venta de nuestros bienes exportables respecto de los importados que permitió sostener una balanza superavitaria, enmarcan el contexto en que deben operar hoy quienes deseen exportar.
Entendiendo que la exportación es una actividad derivada de los excedentes de la producción para el mercado interno, es de suponer que el sector se vea afectado directamente por el tipo de cambio que desalienta la inversión, y por lo tanto la expansión productiva de la industria y el agro. Las restricciones a la compra de divisas extranjeras y la consecuente fuga de depósitos en dólares están teniendo un impacto sobre la cantidad y los montos de los créditos otorgados por los bancos a las industrias, respaldados en esta moneda. Las consecuencias pueden verse al analizar los datos sobre el uso de la capacidad productiva instalada del país, que ya supera el 85%. El crecimiento exponencial de la industria en los últimos años se ha basado sobre este factor; al alcanzarse su explotación máxima las fuentes de crecimiento deberán buscarse en el aumento de la tasa de inversión en capital físico.
Central en este panorama es la deficiente política energética donde tampoco se han realizado inversiones significativas. Un claro indicador es que el monto que se está pagando por importar energía duplica cómodamente al de cualquier otro rubro, representando una alta carga para una balanza comercial que arroja resultados cada vez menos superavitarios.
En este contexto, son de esperar los resultados arrojados por un estudio del Observatorio PYME en el cual sobre un total de 450 empresas sólo un cuarto de ellas señalan estar dispuestas a realizar nuevas inversiones.
Las exportaciones están entonces dependiendo de factores de la economía doméstica, además de estar condicionadas por el grado de estabilidad de las decisiones políticas de largo plazo. Los desafíos para la etapa que viene están relacionados con la posibilidad de tener certezas respecto al futuro de las reglas del intercambio y la agilización de los mecanismos administrativos que traban diariamente las operaciones desde la implementación de las licencias no automáticas para el 100% de los productos.
Al ser consultado por esta cuestión, el Ing. Pérez Santisteban señaló que “la peor palabra para el comercio exterior y la logística es ‘incertidumbre’”. La naturaleza del negocio exige plazos amplios, y seguridades a lo largo del tiempo.
Estar un paso adelante, la clave para importar
En el cierre Martín Ferré del Estudio Ferré, explicó a los presentes las claves para importar sin morir en el intento. Basándose en la Declaración Jurada Anticipada de Importación (DJAI), que es un documento electrónico con información sobre lo que se va a importar, mostró cómo la experiencia y la organización son definitorios al momento de evitar problemas en el ingreso de un cargamento proveniente del exterior.
La documentación que se gestiona a través del Sistema María puede ser usada como cuenta corriente hasta saldar en varios desembarcos el total de lo declarado, aunque no puede realizarse lo inverso, presentando varios DJAI para cubrir un cargamento. Es importante contar con todo el detalle de la carga al momento de llenar el formulario y que ningún dato difiera del real. En el día de ayer se emitió un nuevo manual donde se especificaron los puntos que pueden modificarse, siendo lo mejor no especificar información superflua que pueda complicar luego la aprobación de la declaración.
Una forma de flexibilizar el pedido es separando en ítems individuales el contenido, para prevenir los rechazos totales, y adaptarse mejor en los casos de aprobaciones parciales u observaciones al formulario. El sistema contempla excepciones por urgencias e incluso, no es simple pero, se pueden realizar presentaciones de DJAI en reemplazo de otras cuando ocurre por ejemplo, una variación en la posición arancelaria.
María Eugenia Druetta