LA ARGENTINA Y SUS MALES

Por segurosaldia.com enero 24, 2006 18:22

Argentina padece desde hace muchos años de una enfermedad grave que todavía no ha llegado a la fase terminal por el enorme potencial de sus riquezas naturales. Esta enfermedad puede definirse en pocas palabras como “hipertrofia maligna de la estructura estatal”, abarcando los ámbitos nacional, provincial y municipal. En esta nota se intenta explicar cómo se fue generando este mal con un gasto público creciente e incontrolable.

En la actualidad, el gobierno ha expresado su intención de pautarlo estrictamente como complemento del control de los precios y de otras medidas de política económica que se están aplicando Pero esta intención de limitar el gasto se realizará sobre la estructura enferma que está ahogando al país desde hace varias décadas.

¿ Por qué afirmamos esto? . Por que de tener éxito la gestión del gobierno para congelar los gastos, tal como lo ha expresado recientemente, la enfermedad apuntada persistirá y se seguirá manifestando con todo rigor. La única forma de liberarse de ella es con un verdadero plan sustentable a ejecutar en el corto, mediano y largo plazo, con un objetivo de importancia fundamental como lo es la total reforma política y administrativa del Estado. A esta altura de los acontecimientos se trata de un objetivo casi utópico por la mentalidad de casi todos los políticos.

Debemos preguntarnos si será posible que los mismos, ubicados o no en los diferentes sectores del gobierno nacional o de las provincias y municipios, promuevan una reforma de tal magnitud y alcance que pueda incidir en sus posiciones personales, en sus privilegios y en las limitaciones que surgirán para la fácil captación de votos. La decisión de esta necesaria reforma se viene postergando desde hace mucho tiempo y no se vislumbra que se la vaya a encarar en el corto plazo. Decir ahora que se controlará el gasto público es aplicar una medida coyuntural como mero paliativo que en nuestro historia económica nunca ha tenido resultados positivos porque siempre se improvisó. De una vez por todas debe afrontarse la reforma integral en su totalidad y hacerlo significará que la Argentina retomará el camino del éxito después de mucho tiempo.

Nuestro país llegó a ubicarse en el sexto lugar en el mundo en las primeras décadas del siglo pasado. Su crecimiento, en un lapso aproximado de alrededor de 30/ 40 años, fue espectacular, a tal punto que atrajo una gran cantidad de inversiones y de inmigrantes, principalmente de España y de Italia que son los antepasados de una buena parte de la población actual. Se armó una estructura productiva y logística de gran magnitud complementada y facilitada por la traza de caminos, puertos, la extensión de los ferrocarriles, frigoríficos, silos, bancos, etc.

Este período de prosperidad y crecimiento fue acompañado por la consolidación de la conducción política del país que entendió que los intereses de la Nación coincidían con los de sus habitantes de todos los niveles. Figuras como la de Mitre, Pellegrini, Roca y otros destacados gobernantes facilitaron ese extraordinario desarrollo. Pero el accionar de las conducciones políticas ulteriores fue desviando esa coincidencia de intereses, y así los políticos comenzaron a entronizar sus propias conveniencias, con prácticas electoralistas poco claras junto con la confusión de las ideas rectoras necesarias para mantener el alto crecimiento de las inversiones de principios del siglo 20.

A partir de 1930 comenzó un período de lucha entre políticos que mostró el inicio de esas prácticas. En 1943 se produjo la revolución militar que desembocó en 1946 con el gobierno constitucional del general Perón que en 1946 fue elegido como presidente de la Nación, apoyado por el partido Laborista y otros, con una apreciable cantidad de votos. Se inició así una etapa de nueve años hasta 1955 en la que se consolidó una estructura política populista con profunda acción social, pero ineficiente, con crecientes gastos del estado en todas las jurisdicciones que concatenó su accionar con la consolidación de las corporaciones sindicales. Comenzaron a generarse considerables déficits de presupuesto que debieron financiarse de diversas formas, a saber: incremento de los impuestos y contribuciones, aplicación de retenciones, aumento en la emisión de letras de tesorería y bonos del tesoro, préstamos de organismos internacionales o de otras naciones, atrasos en los pagos a los proveedores del estado, etc., pero principalmente mediante la emisión de moneda por parte del Banco Central que fue generando una inflación de crecimiento gradual que actuó como una especie de impuesto diferido a cargo de todos los habitantes. Es obvio que los que más sufrieron esta distorsión en los precios fueron los grupos de ingresos fijos y de menor participación en la distribución de la riqueza, en tanto que aprovecharon las reglas de juego las empresas con mayor peso político y los especuladores. Los gremios defendieron el nivel de los sueldos y las condiciones laborales y consiguieron paliar en parte los efectos de la inflación, pero como todo ente corporativo fueron acentuando la llamada burocracia sindical que se fue confundiendo paulatinamente con la burocracia política, creando paso a paso hasta el presente, con los sucesivos gobiernos civiles y militares, un estado de dimensiones elefantiásicas, en todas las jurisdicciones políticas del país.

El centro de todos los males que padecemos derivan de una estructura de gastos fenomenal tras la cual se escudan los argumentos parciales que los políticos repiten hasta el cansancio.
Estamos cansados de escuchar argumentos equivocados o parciales para lograr la solución tan esperada con el propósito de salir de nuestros inveterados males. Los objetivos contenidos en esos argumentos pueden ser válidos, pero si de una vez por todas no se toma el toro por las astas, nunca curaremos esta enfermedad endémica El centro de los males es el gasto público mal administrado, y como consecuencia de ello, la gradual y enorme carga impositiva que esteriliza en gran medida los esfuerzos de los sectores productivos. Si una empresa privada se excede en sus gastos puede llegar a la quiebra, en tanto que el Estado vuelca en todo la sociedad su ineficiencia para administrar sus gastos. La mala administración provoca los males que deben soportar casi todos los habitantes.

De la información extraída de las publicaciones del Instituto Nacional de Estadística y Censos surge la importancia relativa que ha ido tomando el sector público sobre el sector privado y se infiere que se está lejos de alcanzar el equilibrio fiscal. En el Anuario Estadístico de la República Argentina 2005 se inserta la evolución de las cifras de recaudación y gasto público del consolidado de las 24 jurisdicciones de los años 1991 a 2002 (pág. 367) y queda a la vista que en los doce años considerados los gastos superan a los ingresos en forma significativa.

Esta misma publicación expresa que: “sino existe conciencia de los beneficios de alcanzar un equilibrio fiscal resulta difícil sostener que en los próximos años las provincias harán un sacrificio para mejorar la performance fiscal”. Podemos agregar que también será difícil que el Estado Nacional lo pueda lograr sino se decide de una vez por todas a iniciar la reforma política y administrativa que alivie al país de las inveteradas cargas improductivas que lo agobian desde hace varias décadas.

.Las ideologías de izquierda, de centro, de derecha o como se las quiera llamar, formulan sus planes de gobierno con objetivos parciales (seguridad, educación, salud, planes sociales, etc.) en las que casi todas coinciden, con diferentes matices, pero al llevar sus ideas al campo de acción se ven esterilizadas por los intereses del enorme aparato estatal-sindical. Para que nuestro país salga de la confusa situación en que está inmerso desde hace muchas décadas, tiene que atacar ese aparato infernal y esterilizante, debe concretar cuanto antes, cualquiera sea el partido que deba actuar, la gran reforma política y adecuar las normas legales que regulan la actividad de los sindicatos, principalmente los estatales.

Es obvio que hacerlo, sin un adecuado plan a corto, mediano y largo plazo sustentable con una fuerte promoción de las inversiones, provocará, con la racionalización de los gastos públicos improductivos, una gigantesca desocupación. Para ello, deberá determinarse la estructura estatal de los cargos políticos y de los puestos administrativos (nacionales, provinciales y municipales) necesaria para cumplir con eficiencia la acción de gobierno de los partidos actuantes, y compararla con la estructura actual y así surgirá la cantidad de personas que hoy están trabajando en funciones totalmente improductivas que deberán irse transfiriendo a las fuentes de trabajo que surjan de las nuevas inversiones.

El cuadro que se inserta a continuación demuestra la total falta de políticas y coordinación en materia de dotaciones de personal de las provincias. Se considera la población nucleada en hogares a los que las respectivas administraciones deben brindar servicios de infraestructura, a saber: a) desagüe a red (cloacas); b) agua de red; c) energía eléctrica de red; d) gas de red; e) otros servicios para la comunidad. Analizando el mismo se nota que varias provincias tienen un exceso de departamentos o partidos, tales los casos de: Catamarca, Chubut, Corrientes, Jujuy, La Pampa, La Rioja, Neuquén, San Juan, Santa Cruz, Santiago del Estero y Tierra del Fuego. A título de ejemplo, en la provincia de La Rioja, el departamento de Gral, Lamadrid con solo una población de 1.720 habitantes tiene su propia Intendencia con todo el personal y gastos que ello supone. Puede argüirse que las diferencias de superficies, cantidad de agrupamientos poblacionales y características físicas de cada una de las provincias, generan diferentes grados de necesidad de los servicios básicos de los diferentes núcleos de población.

JurisdicciónDepartamentos
S/
Censo
Población
(1) (en miles)
Promedio
por
depto.(en miles)
Ciudad de Buenos Aires2,721.7——
Buenos
Aires- GBA
248.632.4359,7
Buenos Aires
sin GBA
1105.065.5 46,1
Catamarca1633120,7
Chaco2597839,1
Chubut15404,126,9
Córdoba263.023,7116,3
Corrientes25924,837
Entre
Rios
171.146,867,5
Formosa9483,4
53,7
Jujuy1760838
La
Pampa
22295,513,4
La Rioja1828816
Mendoza181.536,886,9
Misiones17957,156,3
Neuquen16466,829,2
Rio
Negro
13545,141,9
Salta231.068,946,5
San
Juan
19615,232,4
San Luis9
364,640,5
Santa Cruz7192,8
27,5
Santa Fe192.970,8156,4
Santiago
del Estero
27799,6 29,6
Tierra del
Fuego
498,524,6
Tucumán171.332,7
78,4
TOTAL
PAIS
51233.157,264,8

(1) Este cuadro se ha elaborado con información suministrada por el Instituto de Estadísticas y Censos.

El cuantioso personal excedente, cumpliendo los objetivos y pasos de un programa coherente y sustentable en el tiempo (por lo menos diez años), deberá irse ubicando con la esperada creación de nuevas fuentes de trabajo, pues con la exposición seria y fundamentada de una política que apunte a lograr el objetivo señalado, se producirá la segura y necesaria incorporación a la economía nacional de inversiones productivas que generarán, junto con nuevos puestos de trabajo, una riqueza creciente que redundará sobre el nivel de vida de toda la población. Planificando esta reforma se evitará la mencionada desocupación del personal redundante y se facilitará su traslado a las empresas que surjan de las esperadas inversiones. Cumplir este objetivo será una tarea con enormes dificultades, principalmente por los intereses de la burocracia enraizada por décadas, que exigirá gran fuerza y decisión firme en las medidas a aplicar.

Empezar a gobernar con el lastre que hoy tiene el gobierno en todas las jurisdicciones, manteniendo una estructura obsoleta, ineficiente y corrupta, es desconocer las más elementales reglas de la administración pública. No se trata de hacerlo con criterios electoralistas, con la influencia de intereses particulares o con la nefasta incidencia de la corrupción que se introduce cuando las políticas y reglas administrativas no son claras. Este accionar lo tiene que desarrollar gente capacitada y consustanciada con la idea de un estado eficiente que tengan objetivos de gobierno claros y sustentables. Con el panorama actual es imposible hacerlo.

Los partidos políticos actuantes, en su gran mayoría, no han esbozado ningún plan tendiente a formular la reforma política y administrativa que conlleve a redimensionar al estado nacional y a los provinciales y municipales, y como consecuencia de ella, a lograr la racionalización de su funcionamiento. Ni siquiera se ha rozado con coherencia y convicción este tema en los discursos, convenciones y reportajes de los medios a los funcionarios del gobierno y de la mayoría de los candidatos de los diferentes partidos que se presentaron en las pasadas elecciones. Tampoco la profusa propaganda del gobierno ni la de casi todos los partidos opositores se refiere a esta necesidad de cambio.

La Argentina seguirá con sus males en tanto los gobiernos mantengan el estado de cosas que la sigue perjudicando y atrasando en los últimos setenta años. La culpa no la tienen aquellos a los que los políticos de turno y gran parte de la opinión pública señalan como responsables de nuestro atraso. No se puede estar constantemente sindicando como los principales responsables de nuestros males al Fondo Monetario Internacional como prestador de dinero, a los Estados Unidos y otros países poderosos de Europa, a los empresarios que actúan en el país (nacionales o extranjeros), a la oligarquía del campo, etc. como los principales responsables de nuestra situación. La culpa está centrada en el accionar de un estado de dimensiones excesivas y desproporcionadas, producto de la incomprensión e intereses espurios de considerable parte de los componentes de los sucesivos gobiernos que han trabajado y trabajan solo para el corto plazo con el principal objetivo de mantenerse en el poder a cualquier precio.

Dr. Alberto Nicanor Costa

Por segurosaldia.com enero 24, 2006 18:22